No es posible bajo ningún concepto ganar una guerra basando las operaciones solo en tácticas defensivas. Para que un ejército obtenga la victoria es preciso que mantenga la iniciativa. Y es esta la posición de la clase obrera en esta situación: hacer todos los esfuerzos por recuperar y mantener la iniciativa para el campo revolucionario. |
Por R. Acevedo
Por las pasadas semanas las masas latinoamericanas y del mundo ven con mayor preocupación la agudización de la lucha de clases en Venezuela. Ayer varios diarios latinoamericanos “conmemoraron” los 100 días del inicio de las llamadas protestas en Venezuela. Los medios de prensa de la burguesía latinoamericana, bajo un aparente tono de preocupación, están jubilosos de que por fin ha ganado tracción la táctica guarimbera y han logrado extender en calidad y cantidad, las acciones desestabilizadores a lo largo y ancho del país suramericano.
Ciertamente, la intervención de los servicios de inteligencia del imperialismo con su acción de proveer armas, financiamiento, asesores militares, cobertura mediática a nivel internacional, han creado un clima de ruptura constitucional cada vez más palpable. No cabe duda que la situación ha experimentado una serie de saltos cualitativos y cuantitativos que auguran el aumento de las acciones desestabilizadores de los fascistas. El continuo descenso del precio del barril de crudo, la interrupción en la distribución y acaparamiento de artículos de primera necesidad por parte de la burguesía, están creando el caldo de cultivo para el descontento popular. Encima, algunas casas acreditadoras han aumentado la presión sobre el gobierno degradando su clasificación crediticia, lo que le cierra el acceso al mercado de capitales.